Nuestro
Origen
Palo Alto nace el año 2006 con el objetivo de expresar fielmente las características del Valle del Maule a través de sus vinos.
Con una apuesta simple y de exquisita calidad, el enólogo jefe de la marca, Héctor Urzúa, da vida a un portafolio de vinos nivel Varietal, Reserva y Gran Reserva, que nos hablan de la rica diversidad de climas y suelos del Valle del Maule.
Palo Alto es el nombre popular que recibe el espino, arbusto nativo que cubre abundantemente los cerros del Valle del Maule. Estos árboles crecen mejor en suelos secos, rocosos y poco fértiles.
Para los agricultores del Maule, no es coincidencia que donde se vea un “palo alto”, también se encuentren las condiciones óptimas para producir vinos de alta calidad.
Propuesta
Enológica
“A través de Palo Alto he querido dar a conocer la versatilidad del Valle del Maule, buscando las distintas zonas que permiten obtener la mejor expresión de cada variedad, y siempre con un sello único: vinos de color intenso, vivos y brillantes, que conquisten por su fruta, buen volumen y gran frescor”.
Héctor Urzúa
Valle del
Maule
Palo Alto proviene del Valle del Maule, región vitivinícola ubicada en el extremo sur del reconocido Valle Central y es el área vitivinícola más grande y con mayor tradición de Chile.
Nuestros vinos provienen de cuatro viñedos (Lourdes, Villa Alegre, Mariposas y El Boldo), en los que pueden encontrarse distintas condiciones de suelo, clima y geografía, lo que nos permite obtener la mejor expresión de cada variedad. Sus suelos franco arcillosos, lomajes suaves y laderas de cerro permiten gozar de vientos frescos y amplia oscilación térmica entre el día y la noche, condiciones ideales para lograr vinos frescos, frutosos y con buen volumen.
Nuestros Viñedos
De este viñedo proviene nuestro fresco Shiraz. Un elemento característico de Villa Alegre son sus suelos, compuestos por una mezcla de arcilla y granito, otorgando vigorosidad y estructura a los vinos. No obstante, lo más distintivo de este campo es la belleza de sus viñedos serpenteantes. Su accidentado relieve proporciona a los racimos distintas exposiciones al sol, facilitando la formación de vientos que refrescan las vides, permitiendo una pausada maduración de la fruta.